Escuchar,
algo tan simple como eso parece difícil de hacer, no nos damos cuenta de lo
importante que es y de que a veces una
persona es lo único que necesita, un poco de atención, que sepa que ahí hay
alguien capaz de prestarle su oído en el momento oportuno. Esto
se está perdiendo, cada vez pasamos más cosas por alto y no hacemos lo más
fácil de todo.
Una niña ha sacado muy buena nota en un examen que para ella era
muy complicado, y quiere contárselo a su madre para que se sienta orgullosa de
ella, para que sepa que se ha esforzado, pero ella no le presta atención,
porque no tiene tiempo, porque está muy ocupada, porque se tiene que ir, y
finalmente lo pasa por alto. ¿Y su hija qué? Le pide dos minutos para contarle
algo importante por lo menos para ella, y su madre no cede si quiera. Un joven
está enamorado de una chica, lo lleva en secreto porque tiene miedo al rechazo,
a la opinión de los demás. Llega un momento que él solo no puede, necesita contárselo a alguien, para que le dé
un consejo y lo ayude. Quiere decírselo
a algún amigo, ya de por sí, tomar la decisión de hablarlo con un amigo no es
fácil, pero aun así lo hace, elige a aquél con el que más confianza tiene aunque ese
miedo de que se pueda enterar alguien más sigue presente. Decide dar el paso,
se lo cuenta, pero para su amigo no es igual de significativo que para él, y no
se lo toma muy en serio, apenas lo escucha porque no quiere oír las típicas
``tonterías de un enamorado´´, lo que no se da cuenta es que para el joven no eran unas simples
estupideces, era algo bastante importante,
y necesitaba apoyo para saber qué hacer y elegir la mejor opción, pero
finalmente pierde la oportunidad con la chica, todo le echa para atrás y no se
atreve a decir nada, además el no tener a nadie con él le afecta más aún. Y
también, por ejemplo una persona descubre algo, un objeto, una pista, acerca de
algo sobre lo que se está investigando, un crimen, un asesinato, y cuando
quiere mostrar a la gente lo que tiene, lo que ella sola ha sido capaz de
encontrar, nadie la escucha, no recibe atención por ningún lado, siendo colaborar,
lo único que pretende. Esto, lo que
provoca es que esa persona tenga ganas de echar por perdido lo que ha hallado,
pues total a nadie parece importarle, pudiendo ser lo encontrado, la clave para
resolver la investigación que están llevando a cabo.
Quiero
haceros ver, de lo relevante que es escuchar a los demás, ya sea un segundo, un
minuto o una hora. Es algo sin precio, no cuesta nada, y yo creo que a nadie le
debe influir mucho dedicar algo de su tiempo a los demás, más que nada porque
más tarde ellos pueden precisar lo mismo, una ayuda, un apoyo, alguien con
quien poder hablar y que esté dispuesto a atender, ni siquiera a dar su opinión
simplemente a estar ahí, a su lado, poniendo atención en cada palabra que sale
de la boca del otro, aunque solo se deba a lo bien que se va a sentir la otra
persona. Todos requerimos eso alguna vez, así que basta ya de hacer oídos
sordos y aprendamos a escuchar, que todos merecemos un poco de atención en un momento
de nuestras vidas, porque cada palabra de uno puede ser una ayuda, una salida,
o hasta una solución para otro diferente.
Escucha aún a los pequeños,
porque nada es despreciable en ellos.
Lucio Anneo Séneca (2 AC-65) Filósofo latino.
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