domingo, 17 de junio de 2012

¿Tanto cuesta escuchar?

Escuchar, algo tan simple como eso parece difícil de hacer, no nos damos cuenta de lo importante que es y  de que a veces una persona es lo único que necesita, un poco de atención, que sepa que ahí hay alguien capaz de prestarle su oído en el momento oportuno. Esto se está perdiendo, cada vez pasamos más cosas por alto y no hacemos lo más fácil de todo.
Una niña ha sacado muy buena nota en un examen que para ella era muy complicado, y quiere contárselo a su madre para que se sienta orgullosa de ella, para que sepa que se ha esforzado, pero ella no le presta atención, porque no tiene tiempo, porque está muy ocupada, porque se tiene que ir, y finalmente lo pasa por alto. ¿Y su hija qué? Le pide dos minutos para contarle algo importante por lo menos para ella, y su madre no cede si quiera. Un joven está enamorado de una chica, lo lleva en secreto porque tiene miedo al rechazo, a la opinión de los demás. Llega un momento que él solo no puede,  necesita contárselo a alguien, para que le dé un consejo  y lo ayude. Quiere decírselo a algún amigo, ya de por sí, tomar la decisión de hablarlo con un amigo no es fácil, pero aun así lo hace, elige a aquél  con el que más confianza tiene aunque ese miedo de que se pueda enterar alguien más sigue presente. Decide dar el paso, se lo cuenta, pero para su amigo no es igual de significativo que para él, y no se lo toma muy en serio, apenas lo escucha porque no quiere oír las típicas ``tonterías de un enamorado´´, lo que no se da cuenta es que  para el joven no eran unas simples estupideces,  era algo bastante importante, y necesitaba apoyo para saber qué hacer y elegir la mejor opción, pero finalmente pierde la oportunidad con la chica, todo le echa para atrás y no se atreve a decir nada, además el no tener a nadie con él le afecta más aún. Y también, por ejemplo una persona descubre algo, un objeto, una pista, acerca de algo sobre lo que se está investigando, un crimen, un asesinato, y cuando quiere mostrar a la gente lo que tiene, lo que ella sola ha sido capaz de encontrar, nadie la escucha, no recibe atención por ningún lado, siendo colaborar, lo único que pretende.  Esto, lo que provoca es que esa persona tenga ganas de echar por perdido lo que ha hallado, pues total a nadie parece importarle, pudiendo ser lo encontrado, la clave para resolver la investigación que están llevando a cabo.
Quiero haceros ver, de lo relevante que es escuchar a los demás, ya sea un segundo, un minuto o una hora. Es algo sin precio, no cuesta nada, y yo creo que a nadie le debe influir mucho dedicar algo de su tiempo a los demás, más que nada porque más tarde ellos pueden precisar lo mismo, una ayuda, un apoyo, alguien con quien poder hablar y que esté dispuesto a atender, ni siquiera a dar su opinión simplemente a estar ahí, a su lado, poniendo atención en cada palabra que sale de la boca del otro, aunque solo se deba a lo bien que se va a sentir la otra persona. Todos requerimos eso alguna vez, así que basta ya de hacer oídos sordos y aprendamos a escuchar, que todos merecemos un poco de atención en un momento de nuestras vidas, porque cada palabra de uno puede ser una ayuda, una salida, o hasta una solución para otro diferente.


Oír es precioso para el que escucha.

Escucha aún a los pequeños, porque nada es despreciable en ellos.

Lucio Anneo Séneca (2 AC-65) Filósofo latino.

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