Hoy día, la gente ya no se hace
esta pregunta, se dedica a juzgar a los demás, por su forma de vestir, por el
tipo de peinado, es decir, por su apariencia, sin tener la mínima intención de
conocer a fondo a esa persona y sin darle la oportunidad de mostrar lo que
puede estar detrás de la máscara que llevamos día tras día.
Nos dejamos guiar por el
exterior, por si es gordo o no demasiado, si es listo o por si ni siquiera sabe
sumar, por si tiene un cutis radiante o por si tiene una espinilla a un lado de
la nariz, por si lleva una minifalda excesivamente corta o por si el vestido le
llega hasta los pies. Por no hablar del
color de la piel de una persona, ¿tanto si es más oscura como si es más clara
ya tiene que ser diferente a ti?, no, no tiene por qué, se debe aprender que el
físico no lo es todo, y que al darle demasiada importancia podemos hasta acabar
perdiendo. Hay quienes piensan que una carita bonita gana a cualquier otra que
no se le asemeje lo suficiente, y esto hace que los que no sean de tal modo se
sientan inferiores, avergonzados de sí mismos. Pero lo cierto es que estos
últimos necesitan a alguien sea quien sea, que muestre algo de empeño en
intentar saber algo más sobre ellos, pasando a través de esa piel que llevamos
puesta que al parecer vale más de lo que debería. Y mirad, en mi opinión las cosas están muy
equivocadas, claro que cada uno es libre de pensar como quiera, y por eso mismo
os voy a decir lo que se pasa por mi cabeza. Nos reducimos a clasificar a la
gente según sea guapa o fea, pero estas
dos palabras son simples adjetivos que dependiendo de quién los use estarán
mejor utilizados o no, pero pocos investigan sobre el verdadero significado de
la belleza, de lo hermoso, de lo que de verdad merece la pena. La verdad es que
para mí, la belleza está en los versos que recita un poeta y no en como sea su
apariencia, la belleza de un cantante se encuentra en el significado de sus
palabras, no en su aspecto físico, lo más bello de un niño es su risa, lo más bello
de un artista, lo que simboliza su cuadro,
lo más bello de un libro su final, y lo más bello de una persona se
halla en su forma de mirar.
Porque sí, admito que hay quienes
son más atractivos que otros, quienes son mejores en unas cosas que el resto,
pero también tengo que decir que lo superficial tarde o temprano se dejará de
apreciar tanto, y si no es así, por lo menos para mí sí será de tal forma. La gente
se acabará dando cuenta de que antes de valorar a alguien tienes que llegar
hasta el corazón. Sólo así comprenderás realmente a esa persona y descubrirás
lo que cada uno podemos tener dentro, escondido, esperando a que alguien se
tome la molestia de buscarlo. Y no sólo
sucede con las personas, también con las cosas, con los paisajes, no puedes
decir no me gusta sin haberlo probado antes, ¿cuántas veces hemos dicho a una
propuesta para ir a la montaña que no?, pues muchas, muchas veces, porque basta
con que nos enseñen una fotografía, para que digamos, qué frío no, además allí
no hay nada, mejor la playa. ¿Qué pasa?, no creo que sea tan malo para que no
merezca la pena probar, simplemente eso, porque también tiene sus cosas buenas,
el precioso paisaje que se ve desde un acantilado, el agua del mar chocando
contra las rocas, mientras que anochece y el sol se esconde a lo lejos, y deja
tras de sí lo oscuro de la noche, contemplarlo mientras que una aire ligero te
recorre por la cara, todo esto no es posible en cualquier sitio, por eso
reitero que hay que descubrir la belleza tanto de cada persona como de cada
cosa. Pues ésta no siempre está a la vista, y tú eres quien debe encontrarla
esté donde esté, tanto como si se encuentra en una mirada, o como si lo está en
el horizonte que tienes delante.
“La belleza está en los ojos del
que mira”.
Óscar Wilde.