martes, 13 de diciembre de 2011

¿Quién te dice que no puedes?

Día a día, se puede vislumbrar a personas que echan todo por los suelos, que se dan por vencidas aún sin haberlo intentado y que siempre tienen en la boca la frase: no puedo. Poder, es la capacidad de realizar algo, desde una acción cualquiera hasta el más singular objeto. Quiero enseñaros cómo la autoestima de alguien baja en el momento en que pronuncia las palabras anteriormente dichas.
Un niño, se halla en clase de educación física, en el colegio, ha llegado la hora en la que él al igual que todos sus compañeros deberá saltar el potro, que tanto le intimida. Todos lo consiguen sin dificultad alguna y es su turno, empieza a sentirse sudoroso y a rebosar verguenza, ya que teme no hacerlo correctamente. El resto le observa y se oyen varios murmullos, que le hacen decidirse por gritar: ¡No puedo!, y seguidamente salir corriendo. Esta reacción se podría considerar cobarde, pues ¿cómo puede saber si puede o no, sin haberlo probado antes? Es más, este hecho le provocará tristeza y desilusión, mientras que de haber realizado lo contrario, sentiría orgullo por haberlo logrado o la mera satisfacción de haber superado su gran temor aunque no con grandes resultados.
Y también, eso de echar todo por los suelos en la propia vida cotidiana. Una madre quiere prepararle a su hija adolescente la mejor fiesta de cumpleaños, de modo que aprovechando que ésta última ha salido, comienza a cocinar, decorar, llamar a los invitados y a envolver los regalos entre otras muchas cosas. Llega un punto en el que el papel de envolver se gasta, la comida no sale a su gusto, y éstos junto con algunos contratiempos más la hacen decirse a sí misma: ¡No puedes más, no puedes seguir, déjalo! Estos vocablos merodean por su mente e intentan que tire todo lo creado por la borda, claro que ella es lo suficientemente responsable y razonable para saber que si se detiene ahora, lo que vendrá después no será lo que esperaba y por tanto, los objetivos en los que tanto empeño había puesto no se cumplirán. Así que, ¿por qué no cambiar esa mentalidad y hacer un últimos esfuerzo?
Y concluyendo, otra de las más grandes situaciones, entre chicho y chica, ya sean adolescentes o adultos, pues la edad no influye, ¿cuántas personas no han sido capaces de decirle a otra su sentimiento más profundo por el obstáculo; no puedo? Incontables, es la pura realidad, yo no me invento nada. Una fiesta, es el instante ideal para que él se aproxime a ella, a la que quiere desde hace tanto tiempo y se lo diga de corazón. Les distancian tres pasos escasos, éste está apunto de rozar su hombro para que ella se gire y al fin confesarle todo, pero... retrocede, dice que no, que no puede, que de nada servirá. Esta actitud es exactamente la que le perjudicará en gran medida, ¿quién le dice que no será correspondido?, o por lo menos, ¿no habrá valido la pena intentarlo?
Pretendo que quien lea ésto sepa que no existe ese alguien que te asegure que no eres suficiente, de que no te bastas para alcanzar aquello que quieres, pues eres tú y tu mente la que te incita a tomar una decisión y yo tengo la intención de animarte a elegir la correcta, que será aquella en la que luches de verdad, sin miedo, sin que nada ni nadie se interponga entre tú y la meta fijada, y en la que respetes que las consecuencias no siempre son exactas a las que deseas, pero en la que ésto no te quite el valor de que has osado durante el camino.



No hay comentarios:

Publicar un comentario