lunes, 19 de diciembre de 2011

¿Moverías la palanca?

Hoy he decidido replantearme uno de los dilemas vistos en clase, quiero dar verdaderamente mi opinión y defenderla como mejor sepa hacerlo. Éste desarrolla una situación en la que tú te hallas en un determinado lugar, frente a una palanca, la cuál si la mueves, provocará que el tren que se aproxima por un lado de la vía, cambie su curso hacia otra dirección, hacia otro camino diferente, que puede que estuviera cerrado desde hacía tiempo. El problema está que por el sendero en el que se dirige el ferrocarril, se encuentran cuatro personas, y sin embargo en el otro, al que tan sólo se desviará si empujas la palanca, simplemente hay una.
 Ahora, es el turno de contestar a la pregunta principal. Lo primero que digo es que no, que no la movería, muchas personas me dirán que en una vía hay más gente que en la otra, pero yo digo ¿qué está en juego?, la vida de una persona, independientemente del número que sean, de quiénes o de cómo, tú sólo sabes que en tu mano está salvar a cuatro y matar solamente a una, claro que hay que fijarse en las circunstancias. El tren estaba destinado de por sí a ir hacia las cuatro vidas que tiene delante, y aunque lamentándolo mucho, tengo que decir que en ese momento les había tocado, la suerte no estaba de su parte, pero me pregunto ¿por qué tiene que cargar con la culpa una persona, que simplemente, tal vez, estaba paseando por un lugar, segura de que no había ningún peligro, ya que el ferrocarril no pasaría por allí? Hablo sin dar preferencia a nadie, sin conocer a ninguno de los individuos que están en un riesgo abismal, porque me parece que mi respuesta es justa y honesta pues pienso: ¿hay alguien lo suficientemente importante para decidir sobre el valor de una vida humana? No, no lo hay, cada uno tendrá sus prioridades, pero, ni yo ni nadie es lo bastante prestigioso, para saber el precio de nadie. Lo verdaderamente improcedente desde mi punto de vista, sería librar la vida de ciertas personas, pagándolo con otra, sin que ésta última sea consciente de nada, por el mero hecho de ser una y no dos. ¿Acaso no merece vivir?, repito, puede que las otras cuatro, tampoco tengan culpa y sean dignas de su vida, pero, ¿qué pasa, la que se encuentra sola no tiene el mismo derecho o incluso más que las otras? Pues yo creo que sí, el destino nos sorprende día a día, y hay que saber aceptar las consecuencias y no intentar cambiarlo, si esto significa que otra persona arrastrará los problemas y dificultades que a ti y a nadie más le han tocado.

"Por mucho que un hombre valga, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre." Antonio Machado (1875-1939), poeta y prosista español.

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